Adiós a Heidi Durham: Feminista revolucionaria y luchadora por los oprimidos

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“Un compañero es tan valioso como un grano de arroz” es el título de un poema de la poeta filipina Mila Aguilar. Esto no se aplica a nadie mejor que a Heidi Durham, líder del Partido de Libertad Socialista (FSP) y Mujeres Radicales (RW), quien dejó una huella política indeleble cuando murió el 23 de agosto el verano pasado.

Heidi era una fuerte y compasiva feminista socialista que libró muchas batallas durante sus 62 años – como técnica especializada pionera, como defensora del pueblo oprimido e internacionalista revolucionaria. Su lucha final, la aparición temprana de la enfermedad de Alzheimer, la enfrentó con su gracia y humor característicos.

No perdió tiempo para dejar su huella. En un memorial en Seattle el 11 de octubre, su hermana Guerry Hoddersen, Secretaria Internacional para la sección estadounidense del FSP, declaró que Heidi era un radical “casi desde el vientre”. Sus padres, Ana y Eldon Durham, eran pacifistas, defensores de los derechos civiles y opositores del macartismo y la guerra de Vietnam en un momento y lugar en el que esto se consideraba como el equivalente de ser comunista.

Heidi, la menor de cuatro hijos, era adolescente cuando sus hermanos comenzaron a introducirla a las ideas radicales de la década de 1960. Como socialista incipiente, justo antes de que cumpliera 21 años, su vida cambió cuando ella y otras nueve mujeres entraron al innovador programa Aprendices del Gremio de Electricistas (ETT) de Seattle City Light.

Funcionarios de los servicios públicos iniciaron un programa de acción afirmativa para pulir su imagen y contrataron a Clara Fraser, cofundadora del FSP y RW para que lo pusiera en práctica – un trabajo que Fraser se tomó en serio. También se tomó en serio la intimidación de los trabajadores de City Light por parte del entonces superintendente Gordon Vickery, y dirigió a los burócratas no sindicalizados en apoyo a una huelga de 11 días de los empleados del sindicato.

En esta tensa situación entraron las primeras mujeres de Estados Unidos para abrirse camino en el oficio eléctrico, el cual estaba dominado por los hombres y se encontraba bastante segregado. A medida que la ira de los trabajadores por el trato prepotente de la administración siguió haciendo erupción, las aprendices decidieron respaldar la huelga.

Como represalia, se canceló el programa de formación y Fraser y las alumnas fueron despedidas. Ellas presentaron demandas y, al hacer del apoyo de la comunidad y de los trabajadores una cuestión fundamental para su lucha, ganaron sus casos, fueron recontratadas, y recibieron salarios atrasados y perjuicios considerables.

Las peleas en la empresa, las cuales sacudieron hasta sus cimientos el sistema de Seattle City Light conocido como “liberal”, lanzaron la carrera de Heidi como activista de la unión con la Hermandad Internacional de Trabajadores Eléctricos (IBEW). Esto también reforzó para ella la importancia del liderazgo de las mujeres de color y de la cooperación entre la gente oprimida. Ella siempre hizo hincapié en la solidaridad de los compañeros de trabajo negros para hacer más soportable la vida de las frecuentemente asediadas trabajadoras de City Light.

Los primeros años de Heidi en City Light cambiaron su vida de otra manera también. Debido en parte a la novatada masculina que experimentó en el trabajo, se cayó desde un poste eléctrico y se fracturó la espalda cuando tenía 24 años de edad. Se demoró meses en recuperarse, y la caída la dejó con un grado permanente de discapacidad, pero ella luchó contra la administración con éxito para seguir trabajando en esa área laboral.

Megan Cornish, la camarada y ETT hermana de Heidi, comenta que, “lo sorprendente es que Heidi no dejó que el accidente y la invalidez la agobiaran, como habría sido el caso de alguien que no fuera tan valiente y decidido como ella.” Heidi se retiró de City Light en su último año de despachadora experta, el máximo puesto de la compañía, después de una carrera de 30 años.

Nada relacionado con la clase obrera era ajeno a ella. Heidi siguió la guerra contra la continua discriminación en la empresa como líder de la Comisión para la Igualdad de Derechos de City Light (CERCL), pero sus enredos con la administración de Seattle no terminaron ahí. También ayudó a fundar el Comité Especial para la Igualdad en el Empleo y la Vivienda fundado en 1984, el cual organizó las bases de apoyo para defender y fortalecer las leyes locales contra la discriminación. Esto dio lugar a la incorporación de personas con discapacidades como grupo protegido y la recuperación de la protección sobre la base de la orientación sexual y la ideología política.

El impacto de Heidi como líder del FSP y RW fue amplio y profundo. Ella proporcionó dirección política como miembro veterano del elegido Comité Nacional del partido. Ella era un genio en las finanzas de la organización y fue coordinadora frecuente de convenciones.

Escribió para el Freedom Socialist y fue autora de dos importantes documentos de postura, La guerra contra los discapacitados: Poniéndole leña al fuego y, con Megan Cornish, Las mujeres trabajadoras: Bujías del trabajo.

En 1991, Heidi se asoció con Yolanda Alaniz para representar al FSP en una carrera por los puestos del Consejo de la ciudad de Seattle. Con una plataforma que incluía un ingreso anual garantizado para los pobres, una junta civil elegida de supervisión de la policía, y la convivencia para parejas de hecho para todos los trabajadores, Yolanda y Heidi fueron las primeras candidatas socialistas de Seattle en obtener el apoyo sindical .

En 1998, Heidi formó parte de una coalición que trató de derrotar una iniciativa estatal que habría anulado la acción afirmativa; un año más tarde, se enfrentó a los globalizadores corporativos como parte de la planificación de las trascendentales protestas de Seattle contra la Organización Mundial del Comercio.

La pasión de Heidi para mejorar las vidas de los trabajadores y los pobres era de alcance internacional. En 1997, fue una organizadora clave de la Brigada Internacional Feminista de Cuba, un proyecto conjunto de RW y la Federación de Mujeres Cubanas. La alegría y el orgullo del pueblo cubano en su revolución hicieron una impresión duradera en ella, de la cual hablaba con frecuencia.

Una notable despedida para una notable guerrera. El respeto y la calidez que los colegas políticos, compañeros sindicalistas, familiares y amigos sentían universalmente por Heidi se manifestó intensamente en la ceremonia memorial en su honor en la que todos estaban de pie.

En la celebración de su vida se ofrecieron canciones, poesía y homenajes sinceros y divertidos. Se llevó a cabo el 11 de octubre en el New Freeway Hall, sede del FSP y Mujeres Radicales de Seattle, donde tantas veces llenó el salón la contagiosa risa de Heidi – y donde se colgaron sus hermosas y coloridas obras de arte para la ceremonia. Camaradas asistieron desde la costa este y desde Los Ángeles, San Francisco y Portland, Oregón.

Los hermanos de Heidi, el miembro del Comité Nacional del FSP Stephen Durham y Sukey Lobo, contaron historias de cómo cuando era joven, Heidi se ponía de su lado – ya fuera esperándolos después de la escuela cuando eran castigados o acompañando a su hermano a su audiencia de reclutamiento durante la guerra de Vietnam. “Heidi siempre acudía”, declaró Stephen.

Entre los oradores estuvieron Lou Walter, gerente de negocios de IBEW Local 77, y Jeff Johnson, jefe de equipo de City Light. Un tema común de todos los oradores, ya fueran hermanos, compañeros de trabajo o camaradas, fue la lealtad de Heidi y su apoyo constante.

El evento cerró con un brindis de la audiencia y, como corresponde, con “La Internacional”, el himno de la clase obrera mundial. La confianza de Heidi en su clase y su optimismo para el futuro de la humanidad nunca flaquearon. Tampoco flaqueará la admiración que tantas personas sentían por ella, las personas cuyas vidas tocó y mejoró.

Se pueden enviar recuerdos para Heidi al Fondo de Publicación Pioneer Tradeswomen en www.RedLetterPress.org.

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