A medida que se extiende la indignación por el horrendo asedio sionista contra Gaza, también lo hacen las acusaciones de antisemitismo por parte de los partidarios de Israel, que califican a sus críticos de enemigos de los judíos.
El 19 de octubre, el periódico The Guardian despidió al caricaturista editorial Steve Bell (en la foto de arriba) por caricaturizar al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu preparándose para hacer una incisión en forma de Gaza en su abdomen, con la leyenda “Residentes de Gaza, váyanse ahora”. Bell dijo que fue acusado de la idea descabellada de evocar la “libra de carne” que exige el personaje judío Shylock en la obra de Shakespeare El mercader de Venecia.
También se está despidiendo a periodistas, no por sus informes, sino por sus opiniones personales.
PhillyVoice.com despidió al reportero deportivo Jackson Frank debido a tweets pro palestinos.
Zahraa Al-Akhrass fue despedida por Global News de Canadá por publicaciones en las redes sociales sobre el sufrimiento palestino. Issam Adwan, reportero de la Prensa Asociada de Gaza, fue suspendido debido a publicaciones que criticaban a Israel como un régimen de apartheid.
En Inglaterra, la BBC está investigando a seis periodistas árabes por presunto “sesgo antiisraelí” en las plataformas sociales.
Estos ejemplos son sólo la punta de un enorme iceberg que amenaza con congelar a la disidencia.