De vuelta al bracero — La muerte de la Izquierda chicana

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A continuación se encuentra una importante contribución del Dr. Rodolfo Acuña al debate sobre las políticas migratorias. Académico, activistah y prolífico autor, Acuña es profesor emérito de la California State University en Northridge. Jefe fundador de la facultad de Estudios Chicanos/as de la CSUN, ha trabajado con educadores, estudiantes y miembros comunitarios en el continuo esfuerzo por salvar los Estudios Étnicos Mexicano-Americanos en las clases en el distrito escolar de Tucson, Ariz., donde se prohibió su libro clásico Occupied America: A History of Chicanos.

Antes de 1986, se podía escuchar claramente una voz de Izquierda sobre la reforma migratoria. Sus prioridades eran que no hubiera programas de “trabajadores invitados” (“guest workers”), que no hubiera sanciones de los empleadores, que hubiera políticas más humanas de aplicación de la ley en las fronteras, y que hubiera un camino claro hacia la ciudadanía sin multas ni cuotas. En general, perdimos y la única victoria real fue que desaparecieron las propuestas para un programa de trabajadores invitados.

A decir verdad, la reforma migratoria nunca ha sido una prioridad principal para los progresistas estadounidenses y, como consecuencia, no se desarrolló ninguna visión clara de la reforma migratoria fuera de la comunidad mexicano-americana.

Esta falta de comprensión y consenso ha provocado la probabilidad de hacer concesiones, las cuales invariablemente hacen que se ignoren las reformas significativas y justas.

Esta cuestión se ha vuelto tan confusa que ni siquiera los llamados líderes latinos saben lo que quieren. Ya que han sido invitados y han participado en reuniones del Partido Demócrata como invitados de honor, no quieren complicar el asunto o, como mi madre decía, “quieren quedar bien con todo mundo”.

Mano de obra — ¿libre o no libre? Según los acontecimientos, los liberales parecen estar comprometidos a un camino hacia la ciudadanía para los indocumentados, pero también parecen estar dispuestos a ignorar los abusos del ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos), y están de acuerdo con el incremento en la aplicación de las leyes migratorias — un aparato migratorio grotesco y masivo que gastó $18,000 millones en control migratorio el año pasado.

Es obvio que grandes sectores del liderazgo latino están dispuestos a olvidar la abundante y rica literatura sobre el programa bracero, y a confiar en el presidente Barack Obama.

La Izquierda extrema — lo que queda de ella — se opone a un programa de trabajadores invitados que excluya un camino claro hacia la ciudadanía para el bracero. No quieren regresar a un pasado en el cual los granjeros estadounidenses alquilaban mexicanos a su antojo, y se rehúsan a revivir un programa que estaba plagado de corrupción y abusos.

De hecho, históricamente los Estados Unidos se han rehusado a tratar a los trabajadores invitados como “mano de obra libre” (“free labor”) con los derechos que tienen otros trabajadores. Por consecuencia, los Estados Unidos se han involucrado en políticas autodestructivas que han debilitado la agricultura estadounidense, por lo cual la nación importa comida de China y de otros países pues no hay nadie que recoja las cosechas.

Como testificó el periodista conservador, Richard M. Estrada, en 1995: “Uno debe … insistir en que la ausencia de esclavitud no conlleva la existencia de libertad.

“Según se comprende comúnmente, el término ‘mano de obra libre’ también implica que el individuo puede vender su mano de obra en el mercado abierto a quien la compre. Es en este sentido que los programas de trabajadores invitados son, por definición, arreglos de mano de obra no libre o, por lo menos, no son arreglos de mano de obra totalmente libre.

“Para ser preciso, el trabajador agrícola invitado está obligado explícitamente a no vender su mano de obra en ningún otro lugar sino exclusivamente al empleador agrícola que patrocine su entrada. Es cierto que los empleadores tienden a valorar a los trabajadores invitados por sus habilidades. Sin embargo, también los valoran porque no tienen opciones y porque son, por lo tanto, más maleables — aunque los empleadores tienden a preferir el término ‘disciplinados’.”

Es difícil hablar con los demócratas acerca de la “mano de obra libre”; prefieren concentrarse en la globalización, la cual es importante. No obstante, la globalización siempre ha estado presente y sin pretender contradecir al gran teórico Immanuel Wallerstein, el capitalismo global es parte de la historia mundial y comenzó antes de la era cristiana.

Numerosas transformaciones fueron la causa del desarraigo de sociedades enteras.

Debemos tener en mente que el crecimiento de la población en China e India provocó la migración de ideas hacia el Oriente Medio, Egipto y Grecia. El crecimiento de la población china y sus mercados fomentó la explotación de América y el movimiento de la “mano de obra no libre”.

Otra transformación tuvo lugar durante la Revolución Industrial, y como lo aclara Oscar Handlin en su libro clásico The Uprooted, cambios globales en la producción y el crecimiento de la población provocaron el desarraigo de sociedades enteras — el cual causó la dispersión de gente, no sólo hacia los Estados Unidos sino a nivel mundial.

La debilitación de la voz izquierdista. Sin embargo, en este momento, me preocupa más lo que está ocurriendo hoy en la comunidad latina y la forma en la que podemos lidiar con esta situación. Según mi perspectiva, las ideas son importantes, y la función de la voz de Izquierda es vital para contrarrestar las contradicciones del capitalismo que nos llevaron a la explotación desenfrenada y a la pérdida de libertad.

En una época, la Unión Soviética sirvió para refrenar las obsesiones imperiales de la política exterior de los Estados Unidos. Las ideas izquierdistas de este país han hecho más democrática a la sociedad mediante la introducción de importantes reformas. Esta contribución se hace patente cuando se considera que la Derecha estadounidense no ha introducido una sola reforma.

La perspectiva mundial miope de la Derecha parece única en los Estados Unidos; pensemos que incluso el ultra conservador canciller alemán Otto von Bismarck introdujo el cuidado médico universal en el siglo XIX.

Recientemente, en México estaba surgiendo una voz izquierdista pero fue mermada por la absorción de los partidos de Izquierda por el Partido de la Revolución Democrática, PRD, a finales de la década de 1980. De esa forma, la coalición de partidos de Izquierda se convirtió en un partido político socialdemócrata, y las políticas electorales suavizaron su voz.

La historia sugiere que en la comunidad mexicano-americana se está dando un proceso similar.

A medida que nos hemos involucrado más y más en las políticas electorales, nuestros logros electorales han suavizado la voz de la Izquierda dentro de la comunidad con respecto a asuntos que abarcan desde la identidad hasta la brutalidad policial. Nuestros funcionarios electos parecen más dispuestos a hacer tratos, y a nivel nacional, con frecuencia nuestras organizaciones se mueven hacia la derecha para satisfacer los intereses de otros latinos de clase media.

Hay que recordar que no hubo protestas cuando Marco Rubio fingió hablar sobre la migración en representación de los “latinos”.

Poder electoral y sus peligros. Debido al tamaño de la comunidad latina, de la cual el 70% somos mexicano-americanos, es inevitable que nos hayamos visto atraídos hacia el juego de la política. Sin duda, las elecciones presidenciales de 2012 fueron un momento clave en la historia chicana. Nuestra influencia se debe a cuántos somos y no a nuestra destreza para participar en el juego político.

En mi opinión, para poder sobrevivir en el juego, debemos participar de manera colectiva y contar con principios claros.

No quiero ser cínico, pero será más difícil que la Izquierda sea escuchada debido a los cambios provocados por las elecciones de 2012. Es significativo que un grupo de empresarios, artistas, abogados y financieros latinos acaudalados hayan formado un comité de acción político (PAC) y recabado alrededor de $30 millones para la reelección de Obama.

La suma que se donó no es significativa, pero el surgimiento del PAC latino sí lo es. Sus miembros son o serán parte de mesas directivas de organizaciones latinas nacionales. Colectivamente representarán los intereses de los latinos y su influencia y poder políticos se fortalecerán, y neutralizarán las perspectivas izquierdas. Necesariamente su nivel educativo y sus intereses de clase los harán discrepar de las posturas de la Izquierda en cuestiones tales como la migración.

No estoy cuestionando las buenas intenciones de los miembros del PAC latino; sin embargo, la forma en que adquirieron sus conocimientos y experiencias de vida frecuentemente son la base de sus perspectivas y de la fuerza con la que las defienden.

Asistir a una universidad del Ivy League (Harvard, Yale, etc.) es un gran logro, pero también condiciona a la persona e incluso la puede hacer más dispuesta a realizar concesiones en cuestiones tales como la migración. La racionalización es que la mitad de un pan es mejor que nada.

Pensemos que durante algún tiempo se podían escuchar nuestras voces en manifestaciones masivas tales como las de 1994 y 2006. Si podemos aprender algo de la historia, deberíamos estudiar por qué después de 1994 disminuyó su tamaño, debido principalmente a las elecciones presidenciales de 1996 y, una vez más después de 2006, debido a las elecciones de 2008.

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