Dos años después — ¿Qué ha cambiado desde el asesinato de George Floyd?

26 de abril de 2022 — Cientos de personas esperan en las filas masivas de alimentos que se han convertido en parte de la vida cotidiana en La Habana. Foto cortesía.
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El asesinato de George Floyd provocó una demanda de cambio en todo el mundo. Su muerte en Minneapolis, el 25 de mayo de 2020, fue la gota que colmó el vaso para las multitudes indignadas por la brutalidad policial racista. No fue el primero en desencadenar protestas. Manifestaciones locales ampliamente publicitadas tuvieron lugar después de los asesinatos de Sandra Bland en Texas en 2015, Walter Scott en North Charleston, Carolina del Sur (2015) y el adolescente inerme Michael Brown en Ferguson, Missouri (2014), por nombrar solo a unos pocos.

Pero el caso de Floyd provocó una explosión.

A pesar del movimiento Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan) que comenzó en 2013, continuó la violencia policial. Con mucha frecuencia, las víctimas fueron vilipendiadas y los delincuentes exonerados. La retórica racista y pro-azul (a favor de las fuerzas policiales) de Trump hizo aumentar la ira de la comunidad. Asimismo, la muerte de Floyd ocurrió en medio de una pandemia mundial que empeoró las condiciones de los menos afortunados. La indignación por su asesinato dio voz a la furia de los jóvenes negros de clase trabajadora. Las mujeres desempeñaron un crucial papel de liderazgo en lo que se convirtió en el mayor disturbio civil en la historia de los Estados Unidos.

Atizando la rebelión en todo el mundo. El grito desesperado de Floyd, “No puedo respirar”, resonó entre millones de personas en todo el mundo irritadas ante el racismo y la mano dura de la ley. Su caso desató una protesta internacional que se extendió a más de 60 países.

En Estados Unidos, la respuesta no se hizo esperar. En una semana, hasta 26 millones de personas salieron a la calle en el 40% de los condados. Las demandas del movimiento lo colocaron en primera línea. Primero, fue el grito de alto a la violencia policial. A esto se sumaron llamados para desfinanciar a las fuerzas del orden, acusar a los oficiales asesinos de asesinato y despedir a los bárbaros por mala conducta.

En el verano de 2020, la gente se sentía inspirada para defender las vidas de los negros y más. Los manifestantes también denunciaron la intolerancia violenta contra los asiáticos y los asiáticoamericanos, los inmigrantes y las personas transgénero. El activismo feminista, ecologista y LGBTQ+ se vio reforzado.

El movimiento obrero también respondió. En junio de 2020, una campaña iniciada por varios sindicatos de empleados públicos expulsó al Sindicato de Oficiales de Policía de Seattle del consejo laboral del condado. El Gremio era conocido por utilizar protecciones sindicales para defender las acciones injustas de sus miembros.

La ira por el racismo en las calles se reflejó en el lugar de trabajo, especialmente por la falta de protecciones contra el Covid. Los trabajadores de primera línea, muchos de los cuales son personas de color, iniciaron acciones laborales. En una campaña histórica liderada por trabajadores negros, un almacén de Nueva Jersey rompió el embargo antilaboral de Amazon. En Yakima, Washington, trabajadores agrícolas latinx, sin sindicato, movilizaron a su comunidad y simpatizantes de todo el estado para exigir viviendas seguras, descansos laborales y pago por riesgos. Se sindicalizaron los trabajadores de empacadoras de carne y vegetales, establecimientos de comida rápida, cafeterías Starbucks y escuelas de posgrado.

El estado de la situación. Los disturbios de masas de jóvenes multirraciales provocaron una reacción que fue dirigida por los republicanos con una oposición ineficaz por parte de los demócratas. Los reaccionarios aprobaron una legislación racista para la supresión de votantes, aumentaron los fondos para los cuerpos policiales y prohibieron la enseñanza de la historia étnica en las escuelas. A esto le siguieron ataques contra el aborto y los derechos LGBTQ+.

Desafortunadamente, cuando las multitudes se fueron a casa después de los levantamientos de 2020, no se habían creado organizaciones democráticas nacionales para detener estos retrocesos o para hacer crecer el movimiento. Sí, los ojos del público se abrieron ante el problema de la policía en los EE. UU., pero se estancó el cambio progresista.

Los policías continúan matando sin restricciones y se salen con la suya. En junio de 2022, agentes en Akron, Ohio, le dispararon 46 veces a Jayland Walker, que estaba desarmado. Además, su cuerpo fue entregado esposado al forense, lo que fue un terrible insulto. Unas semanas más tarde, un jurado decretó que la policía de Seattle estaba justificada al dispararle a la mujer embarazada, Charleena Lyles en 2017 en su apartamento después de que pidiera ayuda: estaba sosteniendo un cuchillo para pelar.

El otro lado de la historia fue predicho por la hija pequeña de Floyd cuando dijo: “Papá cambió el mundo”.

Derek Chauvin, cuya rodilla le quitó la vida a Floyd, pasará décadas en la prisión. Se espera que esta rara condena aumente el número de personas declaradas culpables en los tribunales penales.

La chispa de rebelión encendida por el asesinato de Floyd está surgiendo en nuevas batallas por los derechos civiles. El clamor masivo por la justicia reproductiva en el que participan muchos jóvenes, es el último ejemplo. Valientes jóvenes líderes están construyendo un movimiento de base amplia que aborde el racismo sistémico, la homofobia, la misoginia y más.

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