En septiembre de 2020, Dawn Wooten, una antigua enfermera negra del Centro de Detención del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en el condado de Irwin, Georgia, denunció las esterilizaciones forzadas que ocurrían allí. Una investigación realizada por un equipo de expertos médicos descubrió un patrón alarmante de cirugías ginecológicas injustificadas, la mayoría sin el consentimiento de las mujeres. A finales de octubre, los abogados informaron que el número de denuncias había aumentado a 57. ICE ha deportado o intentado deportar a las mujeres para acallar sus protestas.
ICE no es el único culpable de estos abusos. Cerca de 150 esterilizaciones forzadas se llevaron a cabo en reclusas en las cárceles de California entre 2006 y 2010, impulsadas en parte por el fanatismo anti-asiático y anti-mexicano. ¿Dónde más se están llevando a cabo todavía?
Como militante de Mujeres Radicales y del Partido de Libertad Socialista desde principios de los 70, me he unido a otras mujeres de color y feministas socialistas de diversas razas para luchar contra la esterilización forzada y a favor de la justicia reproductiva integral. Una vez más, ¡tenemos que luchar para poner fin para siempre a estas aborrecibles prácticas!
Las atrocidades cometidas contra mujeres inmigrantes y reas nos recuerdan a los programas eugenésicos del siglo XX. Esta pseudociencia defendía la mejora de la especie humana mediante la reproducción selectiva de rasgos “deseables”, y estaba impulsada por el racismo y la supremacía blanca, así como por los prejuicios contra las personas pobres y discapacitadas. Sus defensores defendían la falaz noción de que los rasgos superiores procedían del linaje europeo, cristiano y de clase alta.
La larga sombra de la eugenesia racista y sexista. La combinación de la eugenesia y el racismo se convirtió en la justificación de las esterilizaciones forzadas. En 1909, California fue el primer estado en aprobar leyes que permitían la esterilización de reclusos y pacientes de hospitales psiquiátricos sin su consentimiento. En 1927, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que los estados podían esterilizar a aquellos que consideraran “no aptos”. La detestable eugenesia se extendió por el país y unos 32 estados aprobaron dichas leyes. A mediados del siglo XX, más de 60,000 mujeres y hombres habían sido esterilizados en hogares y hospitales estatales.
Hasta 1964, California esterilizó por la fuerza a unas 20,000 personas en instituciones estatales. El programa se usó de manera desproporcionada contrá la comunidad latina, las mujeres, las personas pobres y con discapacidades y deficiencias, incluso contra las mujeres que tenían hijos fuera del matrimonio.
Los nazis alemanes adoptaron las ideas eugenésicas estadounidenses para justificar su exterminio de millones de judíos, romaníes étnicos, personas LGBTQ+, discapacitados, izquierdistas y activistas laborales.
Las terribles prácticas de esterilización estadounidenses llegaron mucho más allá de las leyes oficiales de eugenesia. También se les aplicaron a algunas mujeres japonesas estadounidenses en los campos de concentración de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Entre las décadas de 1930 y 1970 en la colonia estadounidense de Puerto Rico, alrededor de un tercio de la población femenina fue esterilizada. Durante el mismo período, se esterilizó entre el 25 y el 42 por ciento de las mujeres nativas americanas, algunas de apenas 15 años.
Las mujeres negras, consideradas “demasiado arrogantes, demasiado militantes y demasiado políticas”, siempre han sido el blanco del “control” de la población. Entre 1929 y 1974, solo en Carolina del Norte se esterilizó a 7,600 personas, la mayoría de ellas mujeres negras. A la líder de derechos civiles de Mississippi, Fannie Lou Hamer, se le practicó una histerectomía sin su consentimiento en 1961 y se pronunció en contra de la esterilización forzada.
Como estamos viendo, muchos más casos no se han contado y esta práctica continúa hasta el día de hoy.
Que la rebelión se convierta en revolución. Hoy vemos una protesta en todo el país contra las esterilizaciones forzadas de nuestras hermanas inmigrantes detenidas en campos de concentración. Yo personalmente asistí y hablé en dos manifestaciones en Los Ángeles organizadas por lideresas indígenas. Otras se llevaron a cabo en ciudades como Omaha, Nebraska, y Minneapolis. Médicos por el Cierre de Campamentos (Doctors for Camp Closure) está patrocinando una petición de profesionales médicos para detener las esterilizaciones forzadas, cerrar las instalaciones de Irwin y poner fin al sistema de detención.
Las mujeres, con las mujeres de color en el frente, tienen un historial de lucha por sus derechos en muchos frentes: en el hogar, en el trabajo y en las calles. En 1969, mujeres negras del programa contra la pobreza, junto con miembros del Partido de Libertad Socialista y Mujeres Radicales, dirigieron la lucha para legalizar el aborto en el estado de Washington, y la ganaron tres años antes de que Roe v. Wade se ganara a nivel nacional.
Las mujeres de color deben luchar en todos los frentes porque ellas son las más explotadas por todos los males del capitalismo. Tienen experiencia, habilidad y determinación para hacer cambios. No hay nadie mejor para dirigir las luchas interconectadas por el derecho al aborto y contra la esterilización forzada.
Los partidos del capitalismo no son nuestros líderes. Un Congreso de mayoría demócrata aprobó la Enmienda Hyde, que prohíbe el uso de fondos federales de Medicaid para abortos. Los demócratas han demostrado que son incapaces de defender los derechos de las mujeres. Los republicanos se han aliado con los supremacistas blancos y los defensores del derecho a la vida. Con el nombramiento de Amy Coney Barrett para la Corte Suprema, se ve amenazada la supervivencia misma de los derechos al aborto en los Estados Unidos.
El juego interminable de la lucha por reformas y su pérdida con un nuevo presidente o juez capitalista es antiguo. Lo que necesitamos es cambiar todo el maldito sistema. Son los más oprimidos y explotados por el capitalismo los que se están levantando y rebelando. Son las mujeres de color las que dirigirán la transformación de este sistema con fines de lucro en un sistema comunitario, democrático y humanitario, donde ellas y todos los trabajadores y los oprimidos serán valorados y respetados.
En el camino hacia esa sociedad igualitaria, es imperativo que como feministas, activistas por los derechos civiles y los derechos de los inmigrantes, unamos nuestras fuerzas para defender el derecho de las mujeres al aborto y poner fin a las esterilizaciones forzadas. Hemos luchado demasiado duro y durante demasiado tiempo como para rendirnos ahora. ¡Unidos, podemos lograrlo!
- Abolir el ICE. Cerrar los campamentos. Liberar a todos los detenidos.
- PONER FIN a todas las esterilizaciones forzadas. Perseguir a los médicos y corporaciones penitenciarias con fines de lucro responsables.
- Proporcionar aborto gratuito cuando sea solicitado, servicios anticonceptivos integrales, cuidado infantil gratuito y atención médica universal. Derogar la Enmienda Hyde.
Yolanda Alaniz es la Coordinadora del Consejo de Camaradas de Color de Los Ángeles. Contáctala en Yoli.alaniz@yahoo.com.