Farmworkers: ¡Viva la Huelga!

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Farmworker militance, cultivated through decades of back breaking toil, poverty and discrimination, has scored major victories for the United Farm Workers Union in the Salinas and Imperial valleys of California.

Chicano/Mexicanos and women, who make up the bulk of agricultural workers, have defended their union magnificently in a fifteen-month battle against the union-busting growers and 17 large-scale lettuce and vegetable growers have been forced to renew UFW contracts.

A year ago last December, growers refused to renew these contracts. 4300 workers walked off the fields, and support to their cause spilled over into Mexico, where “iViva la Huelga!” (Long Live the Strike) was emblazoned on the walls of Mexicali. The union won the support of undocumented workers, a victory which rudely aborted the bosses’ plan to use them as strikebreakers.

The thwarted growers, backed by the police, resorted to relentless harassment and intimidation. On February 10, 1979 three armed company supervisors killed Rufino Contreras as he entered a field to talk with strikebreakers. The murderers were speedily acquitted by a local judge.

Strike efforts redoubled. In April, a national boycott began against United Brands’ Chiquita Bananas, parent company of the largest lettuce grower in the world — Sun Harvest, Inc. In August, the union organized a demonstration of 15,000 in Salinas. One grower capitulated the next day, then four more growers — including Sun Harvest — renewed their contracts. By December, the first contract renewal in the Imperial valley had also been won.

General wages jumped from $3.70 to $5.00 an hour; employer payments to the UFW medical fund doubled; union control of hiring halls was guaranteed; and piecework rates increased from $.57 to .75 per 24-head box of lettuce.

Nervous about union gains, 1600 California and Arizona growers dragged the issue into court last December. Their $300 million suit charges the state Agricultural Labor Relations Board with “conspiring” with the UFW to win the contracts. The lawsuit is a rallying point for agribusiness, which wants the legislature to reverse the recently-won right of agricultural workers to organize.

But in spite of legal and political maneuvers, the new wage standards have swept the lettuce industry as nonunion growers try to buy off the workers before they can organize.

Eleven growers still hold out and the farmworkers are still on strike. The boycott of nonunion iceberg lettuce (Red Coach) continues along with products of corporate giants like Campbell’s Soup, Libby, and Nestle.

The heroic defense of their union by the overworked and underpaid farmworker rank and file is all the more remarkable in light of the limitations placed on them by the pacificism and bourgeois politics of union president Cesar Chavez. UFW staff wages are substandard, and the ranks are hogtied by the class-collaboration politics of Chavez.

Nevertheless, the fighting, radical farmworkers have repelled big business and set a shining example of solidarity for all labor.

En Espanol

La militancia de los trabajadores del campo, cultivada durante décadas de extenuante esfuerzo, pobreza y discriminación, ha ganado recientemente significativas victorias con el Sindicato de Trabajadores del Agro (United Farm Workers Union) en los valles de Salinas e Imperial, en California.

Los Chicanos/Mexicanos y las mujeres, quienes constituyen la mayoría de los trabajadores agrícolas, hand defendido su sindicato magnificamente durante una batalla de quince meses contra los agricultores que no aceptan la libertad sindical — y así es como dieciséis de estos grandes agricultores de lechugas y otras verduras han sido forzados a renovar sus contratos con el UFW.

Desde el mes de diciembre de 1978, los agricultores rehusaron reanudar estos contrats. 4,300 trabajadores salieron de las plantaciones y se extendió el apoyo a su causa hasta México, donde el lema ¡Viva la huelga! fue escrito en las paredes de Mexicali. El sindicato ganó también el apoyo de los trabajadores sin documentos legales, quienes malogrron el plan que tenían los patrones de usarios como rompehuelgas.

Los frustrados agricultores, respaldados por la policía, recurrieron al hostigamiento y la intimidación inplacables. el 10 de febrero del año pasado, tres supervisores armodos le dispararon a Rufino Contreras cuando él entraba a un plantación para conversar con los rompehuelgas. Los asesinos fueron rápidamente absueltos por un juez local.

Una huelga popular.

Los esfuerzos de la huelga se redoblaron. En abril de 1979, comenzó un boicot nacional contra Chiquita Bananas de United Brands, companía progenitora de la más grande productora de lechugas en el mundo – la Sun Harvest, Inc. En agosto, el sindicato organizó una manifestación de 15,000 personas en Salinas. Un agricultor capituló al dia siguiente, después cuatro más — incluyendo la Sun Harvest — renovando sus contratos con el UFW. En diciembre de 1979 se logro la primera reanudación del contrato en el valle de Imperial. Las remuneraciones en general subieron de $3.70 a $5.00 por hora; los beneficios en dinero de los agricultores al fonde médico del UFW fueron duplicaods; el control del sindicato para condicionar el empleo de un trabajador fue garantizado; y la tasa del trabajo a destajo aumentó de $.57 a $.75 por la caja de 24 cabezas de lechuga.

Nerviosos con las victorias sindicales, 1,600 agricultores de California y Arizona arrastraron el caso a las cortes en diciembre pasado. Su pleito de $300 milliones de dolares acusa La Mesa Estatal de Relaciones Laborales en Agro (ALRB) y el sindicato con “conspiración” en lograr los contratos. El pleito es us punto de reunión para los grandes agricultores que quieren que las legislatura revoque el derecho a organizar, recientemente ganado por los trabajadores del agro.

La lucha continúa.

Pero a pesar de maniobras legales y politicas, las nuevas normas de remuneraciones se han extendido a toda la inudstria de la lechuga, incluso hasta aquellos agricultores, que no aceptando el sindicalismo, tratan de comprar la lealtad de sus traabajadores antes que éstos se afilien.

Once agricultores todavia no ceden y sus trabajadores están aún en huelga. el boicot a la lechuga “iceberg” (de Red Coach), cuyos recolectores no están afiliados a una organización sindical, continúa junto al de los productos de las gigantescas empresas agricolas, las Sopas Campbells, Libby y Nestlé.

la heroica defensa del sindicato hecha por sus puros trabajadores, mal pagados y recargados de labor, es todavía más notable si la miramos a la luz de las limitaciones impuestas sobre ellos por el “pacifismo” de su presdente, César Chávez, y por su dependencia de la politica burguesa. Las remuneraciones del personal del UFW están bajo lo normal y los miembros están incapacitados a causa de la politica que tiene Chávez de colaboración entre clases.

No obstate, los luchadores los radicales trabajadores del agro han rechazado a las grandes empresas y han dado un brilliante ejemplo de solidaridad a todo el movimiento laboral.

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