Hagamos que importen las Vidas Negras

30 de marzo de 2020, Washington, D.C. Se desataron protestas contra el asesinato policial de George Floyd en todo el pais, incluyendo ésta en el Parque Lafayette, cerca de la Casa Blanca. FOTO: Rosa Pineda
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Durante décadas, los manifestantes contra la brutalidad policial garabateaban los nombres de las personas asesinadas en cartulinas y marchaban por las calles. Cuando se publicó otro video y se descubrió otro asesinato, la lista de los caídos se hizo más larga. Los políticos se quedaron callados, y los policías mantuvieron sus empleos, y siguieron siendo protegidos e intocables.

George Floyd simplemente podría haber sido una víctima más, pero su muerte por asfixia de manera insensible y casual por parte del policía blanco Derek Chauvin provocó una ira visceral que se convirtió en rebelión. Desde la quietud de la cuarentena y el desempleo masivo, la juventud negra militante lanzó un grito de batalla por la justicia que encendió la protesta más difundida en la historia reciente de los Estados Unidos. Multitudes multirraciales siguieron su ejemplo.

Este épico levantamiento ha suscitado la lucha por soluciones transformadoras, como los concejos de la clase trabajadora con autoridad para responsabilizar a la policía. En Nueva York, después de cinco años de presión por parte del movimiento, el consejo de la ciudad está a punto de abordar el tema de la legislación real para dichos concejos.

Renace un movimiento. Las llamas de la protesta Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan) han quemado la falsa cara de la democracia estadounidense, y han producido una conciencia nacional e internacional de que la opresión racial, como el sexismo, es parte del tejido mismo del capitalismo.

En solo unas cuantas semanas, el levantamiento ha provocado que más policías sean despedidos y acusados de delitos que durante los siete años anteriores. Las ciudades están recortando los presupuestos policiales y prohibiendo los estrangulamientos. Se están viniendo abajo las estatuas y banderas confederadas. Están brotando las revueltas contra la intolerancia en las escuelas, los lugares de trabajo y los medios.

La historia demuestra que cuando la lucha negra se intensifica, otras luchas también avanzan. La presión del actual espíritu de rebelión ha llevado a fallos positivos de la reaccionaria Corte Suprema sobre los derechos de las personas LGBTQ+, de las mujeres y de los inmigrantes.

Un vehículo para aumentar el control comunitario. Las demandas del movimiento de vidas negras incluyen recortar los presupuestos policiales y dirigir los fondos a las necesidades sociales; quitarle el equipamiento militar a la policía; y liberar a los manifestantes arrestados. El Partido de Libertad Socialista (FSP) también se encuentra entre aquellos que exigen el desarme de los policías y la expulsión de sus sindicatos de la AFL-CIO.

Se está haciendo un llamado para la creación de concejos de control comunitario independientes en ciudades como Chicago y Pittsburgh. En Nueva York, el FSP forma parte de la Campaña para un Concejo de Revisión Civil Electo (ECRB, por sus siglas en inglés), que el partido ayudó a fundar.

La coalición multirracial que se está formando para la ECRB en Nueva York está compuesta por activistas comunitarios, miembros de grupos como el FSP y los Socialistas Democráticos de América, líderes de Black Lives Matter del área metropolitana de Nueva York y por defensores del movimiento como Juanita Young, cuyo hijo Malcolm Ferguson fue asesinado por la policía en el 2000. El 8 de junio, en una conferencia de prensa de campaña y una animada manifestación en 1 Police Plaza, la concejal de Nueva York Inez Barron anunció la introducción de la legislación de la ECRB.

Las ECRB están diseñadas para transferir el control sobre los asuntos de disciplina de los policías a un organismo comunitario independiente de la policía y de los políticos.

Los miembros, a tiempo completo y bien remunerados, serían elegidos de entre los distritos de toda la ciudad. Tendrían el poder de investigar y resolver todas las quejas de mala conducta policial, incluyendo ataques, discriminación, infiltración de grupos comunitarios, maltrato a personas LGBTQ+, acoso sexual y falsos arrestos. Podrían solicitar capacitación adicional para policías, suspensiones, destituciones o despidos.

Para darle a la ECRB un poder verdadero, tendría la total autoridad de citación y asociación con un fiscal independiente y elegido para manejar casos criminales contra la policía. El fiscal tendría jurisdicción para presentar cargos en lugar de los fiscales de distrito, los cuales tienen estrechos vínculos con la policía.

Para servir y proteger… a la clase en el poder. Dado que las reformas de supervivencia como una ECRB todavía están sujetas a los guardianes del Partido Demócrata, ganarlas requiere la construcción de un movimiento de base masivo y firme. También se necesitan líderes que entiendan la función social básica de la policía.

En El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Frederick Engels identifica los orígenes materiales de la policía.

Los primeros clanes comunales se regulaban a sí mismos basados en relaciones igualitarias y en la propiedad común. Sin embargo, con el surgimiento de la propiedad privada, la esclavitud y el capitalismo posteriormente, las sociedades se dividieron en clases desiguales y opuestas: los que tienen y los que no tienen. La clase dominante necesitaba su propia policía para imponer su poder y reprimir a la resistencia.

En los Estados Unidos, la policía se formó por primera vez como pequeñas patrullas itinerantes en el sur rural, a cargo de atrapar a esclavos fugitivos y de evitar rebeliones. A fines del siglo XIX, las brutales condiciones laborales provocaron una oleada de huelgas militantes en las ciudades, muchas de ellas dirigidas por inmigrantes. Las fuerzas de seguridad privadas de las corporaciones fueron dominadas por grandes levantamientos de trabajadores que se armaron en defensa propia. Luego, las empresas comenzaron a financiar a la policía gubernamental a lo grande, construyendo armerías y equipando a policías con ametralladoras.

El papel de la policía en el siglo XXI no ha cambiado: imponer el racismo sistémico y otras formas de opresión, proteger las ganancias y reprimir las protestas. Ningún partido capitalista, demócrata o republicano, permitirá que los departamentos de policía resulten afectados sin una gran pelea.

Entonces, a pesar de su poderosa fuerza, el movimiento de las vidas negras está chocando con los mismos viejos obstáculos institucionales. En Nueva York, por ejemplo, a pesar de las protestas públicas, los demócratas bloquearon cualquier cambio sustancial en el presupuesto masivo del departamento de policía.

Una encrucijada para el movimiento. Los concejos de revisión civiles electos tienen el potencial de debilitar a la policía y empoderar a la clase trabajadora. Y solo la propia lucha por estos concejos puede unificar a los grupos oprimidos, fortalecer el liderazgo en la comunidad negra e inspirar a sectores más amplios de la clase trabajadora para que se enfrenten a la policía.

Sin embargo, en última instancia, ni siquiera las reformas radicales y transformadoras, como las ECRB, pueden resolver el problema de la violencia policial.

Los activistas están aprendiendo rápidamente que la lucha contra la policía racista conduce directamente a confrontar al sistema de lucro que la policía tiene como cometido proteger. Abolir a la policía significa abolir el capitalismo.

El movimiento revolucionario hacia este objetivo es más factible hoy que hace solo unos meses. Como concluye la declaración del FSP “El asesinato de George Floyd sacude a los EE. UU. y al mundo” en socialism.com: “Podemos y debemos luchar por reformas de supervivencia, pero estas siempre serán transitorias y sufrirán un ataque constante hasta el día en que la clase trabajadora internacional esté en el asiento del conductor. La lucha de Black Lives Matter en 2020 está acelerando la llegada de ese día”.

Para mantenerte actualizada/o con la campaña ECRB de Nueva York, visita stoppoliceviolencenyc.org.

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