Al mismo tiempo que los encabezados noticiosos desvían la atención del público al debate sobre las políticas migratorias del Congreso de los EEUU, se está dando una lucha paralela e igualmente importante en las calles.
Los funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) están trabajando horas extras para efectuar redadas al estilo de la GESTAPO en lugares de trabajo y hogares, desmembrando familias y encarcelando a trabajadores sin papeles. Al mismo tiempo, los Milicianos se están beneficiando e intensificando el clima contra los inmigrantes que crean las redadas, deseando popularizar su ideología del chivo expiatorio.
A nivel local y nacional, los Trabajos con Justicia (Jobs with Justice), el Consejo Nacional de La Raza, y otras organizaciones no gubernamentales se concentran en el cabildeo para hacerle enmiendas a una legislación fundamentalmente defectuosa. Hasta ahora, se han resistido a utilizar sus considerables recursos para movilizarse contra las redadas, lo cual hace que se envalentonen los Milicianos y les proporciona la oportunidad para crecer. Pero a medida que la ICE y la derecha aumentan sus ataques, está surgiendo una oposición para contraatacar.
Un ejemplo conmovedor tuvo lugar el 23 de junio en Los Ángeles, cuando 1,000 simpatizantes de los inmigrantes, la mayoría de ellos negros y latinos, se unieron para protestar contra una manifestación que los Milicianos planeaban en el Parque Leimert. Las multitudes, incluyendo a miembros del Partido de Libertad Socialista (Freedom Socialist Party) y las Mujeres Radicales, se unieron a mujeres negras jóvenes quienes formaron un cordón que impidió a los “patriotas” anti-inmigrantes que entraran al parque.
Ésta fue una victoria enorme para los contra-manifestantes, descritos por el radical africano-americano John A. Imani como “una alianza improvisada y espontánea de activistas de izquierda de todas las razas y de miembros de la comunidad mayoritariamente negra que rodea al Parque Leimert”.
El reto es transformar los actos inspiradores como éste que ocurren una vez en un frente unido, conscientemente organizado que pueda hacer frente a la derecha y que pueda informar acerca del porqué la defensa de los inmigrantes es crucial para toda la clase trabajadora.
Los reaccionarios presiden el debate en el Congreso. Eliseo Medina, vicepresidente ejecutivo del Sindicato Internacional de Empleados de Servicio, se encuentra entre aquellos funcionarios laborales que afirman que la situación mejorará si los demócratas pueden aprobar una “reforma integral de inmigración”. No se lo crean.
El proyecto de ley bipartidista que fue derrotado en el Senado a principios de julio, defendido por el presidente Bush y por demócratas prominentes, incluyendo al senador Edward Kennedy, contenía una serie de medidas contra el movimiento laboral y de control social. Dicha ley habría criminalizado a todos los trabajadores indocumentados, dictando sentencias de cárcel de hasta 20 años, y habría destinado millones de millones de dólares de los contribuyentes para militarizar la frontera aún más.
Habría cambiado las prioridades de conceder estatus legal a los inmigrantes, restando valor a la unificación familiar a favor de satisfacer las necesidades de las corporaciones. Microsoft y otras compañías estaban haciendo presión para que se aprobara dicha ley pues habría expandido enormemente el programa de “trabajadores invitados” que les permite a las corporaciones importar y desechar a los trabajadores dependiendo de sus necesidades de producción.
Habría financiado la construcción de más cárceles y habría instituido un sistema de identificación nacional para verificar la información de solicitantes de trabajo, permitiendo que el gobierno vigilara a todos los trabajadores de EEUU.
No obstante, las protestas fueron débiles. Muchos grupos e individuos que representan a los inmigrantes afirmaron que la legislación era la mejor que se podría haber conseguido, y que se podría arreglar posteriormente. Esto les permitió a los grupos hostiles como la Federación por la Reforma de la Inmigración Americana (FAIR) empujar todo el debate hacia la derecha y exigir medidas aun peores. Al final, su ofensiva ganó y la legislación fue rechazada, ¡por ser demasiado benigna para los inmigrantes!
Mientras tanto, la ICE se está utilizando contra los inmigrantes para que parezca que cualquier “reforma” legislativa — inclusive la peor — es mejor que la situación actual. Las mujeres y los niños son los que más sufren las consecuencias de las redadas, ya que las familias se están desintegrando y los miembros familiares asalariados, tanto hombres como mujeres, se les está encarcelando o deportando.
En Pórtland, Oregon, más de la mitad de los trabajadores detenidos en la redada de junio en una planta de Fresh Del Monte eran mujeres. Después de reclamos del público, la ICE se vio forzada a liberar temporalmente a 22 cautivas cuando se descubrió que sus hijos estaban solos.
Repudio a “divide y vencerás”. Ahora los reaccionarios están tratando de forjar alianzas con la gente a quien le convendría más estar en el lado opuesto de las barricadas.
En Los Ángeles, FAIR reclutó al timador político Ted Hayes para persuadir a otros africano-americanos a que asistieran a la manifestación del 23 de junio, la cual fue una protesta contra la inmigración “ilegal” y sus supuestos “efectos nocivos para la comunidad negra”.
El esfuerzo de FAIR y Hayes para dividir a los angelinos negros y latinos fue un rotundo fracaso pues sólo unos cuantos africano-americanos marcharon con Hayes y los Milicianos.
Muchos africano-americanos son perfectamente conscientes de que los Milicianos no son sólo racistas, sino que también son la semilla del movimiento fascista. A los Milicianos los promueven en el Internet los supremacistas blancos y los grupos nazis, quienes los ven como una fuente importante de reclutas. Sus perniciosas acusaciones de que los inmigrantes son la causa de los problemas de los trabajadores y de los pequeños propietarios de los EEUU son una herramienta que hará florecer un programa de asuntos múltiples para privar a todos los trabajadores de sus libertades — repetición de cuando se hicieron chivos expiatorios a los judíos bajo el régimen de Hitler. Además, respaldan su programa con violencia y con amenazas de violencia.
Las políticas de los Milicianos son fascistas y también lo son sus tácticas. La izquierda necesita tomarlos en serio. Explicando las causas reales y sistémicas de los problemas tales como el desempleo y la disminución en los sueldos, los radicales pueden impedir que crezca la ultraderecha.
Unidos por una causa común. El frente unido es un método comprobado para evitar que la derecha y los fascistas se arraiguen; para unificar a los grupos y a los individuos en pro de los objetivos de los trabajadores y con los líderes de los trabajadores, a la vez que permite la coexistencia de distintos puntos de vista y que permite que las organizaciones marchen con su propio estandarte.
La participación del movimiento laboral organizado es crucial para un esfuerzo de este tipo — cuestión en la que hay que hacer hincapié ya que estuvo ausente en el Parque Leimert.
Todos los actos legales y extralegales que hoy día se están realizando contra los 12 millones de trabajadores indocumentados de este país también se pueden usar contra los trabajadores nacidos en EEUU — romper huelgas, incluir a líderes sindicalistas militantes en listas negras y controlar el activismo laboral. Los blancos tradicionales de los fascistas — los judíos, la gente de color, los inmigrantes, las mujeres que exigen sus derechos, los gays, los incapacitados — hoy día representan la mayor parte de la clase trabajadora de EEUU. Pero a todos los trabajadores, sin importar su perfil, les interesa detener a los Milicianos.
Hay muchos ejemplos de resistencia que nos pueden mostrar el camino. Uno es la contra-protesta del Parque Leimert, con su unidad multirracial y de clase trabajadora de gente con muchos puntos de vista.
Otro es la manifestación contra una marcha de los Milicianos ese mismo día en Seattle, donde también hubo un desfile del Orgullo Gay. Las Mujeres Radicales y el Partido de Libertad Socialista organizaron un contingente de “El amor no conoce fronteras” que unió a inmigrantes, feministas y gays de todos los colores para que tomaran parte en el desfile y después marcharan hacia el centro, donde se unieron a otros y dominaron la manifestación de los prejuiciosos.
Un tercer ejemplo es la postura adoptada contra la ICE por residentes de New Bedford, Connecticut, donde líderes de la ciudad aprobaron una tarjeta de identidad local que no hace ninguna distinción de las personas dependiendo de si son ciudadanos o no, facilitándoles así la vida a los inmigrantes. Cuando la ICE hizo una redada en esa ciudad poco después de que se aprobara dicha ley, el alcalde caracterizó las redadas como una revancha, y los residentes salieron a las calles para expresar su indignación. Desde entonces, la ICE ha cesado sus operaciones en New Bedford.
La lucha para defender a los inmigrantes requiere de frentes unidos coordinados que tengan como base esta clase de unidad e iniciativa. Y los frentes serán creados por aquéllos que comprendan la urgencia de revertir la inercia contra los inmigrantes. Las demandas en pro de dichos frentes unidos podrían incluir:
• ¡Que se acaben las redadas y las deportaciones! Que desaparezca la ICE.
• No a los programas de “trabajadores invitados” — ¡no a la servidumbre bajo contrato! Empleos para todos con sueldos sindicales.
• ¡Que se acaben los Milicianos racistas!
• Que se acaben las migraciones forzadas causadas por el “libre comercio”. ¡Que se abran las fronteras para los trabajadores y que se declare la amnistía para todos los inmigrantes indocumentados!