A los empleadores sureños se les conoce por su infame control del movimiento laboral del Sur. Hoy día, los trabajadores están luchando contra dicho dominio letal por medio de luchas inspiradoras para sindicalizarse y para hacer uso de su fuerza colectiva.
Muchos de estos insurgentes son africano-americanos e inmigrantes. Están manteniendo la heroica tradición de lucha de los trabajadores de color sureños, quienes con frecuencia son animados a la acción por el racismo y el patriotismo anti-inmigrante, los cuales son la base de la dominación de los tiranos sureños.
Entre dichos trabajadores en acción se encuentran los defensores sindicalistas decididos a conseguir la representación para los 5,500 empleados, en su mayoría latinos y negros, en la planta Smithfield en Tar Heel, Carolina del Norte ó la planta procesadora de cerdos más grande del mundo.
Ésta ha sido la campaña más grande para sindicalizar a la manufactura sureña en muchos años. Gene Bruskin de la United Food and ComWorkers (UFCW) expresa la pura verdad al decir que, “Las posibilidades para organizar a los trabajadores empatransformaría los movimientos laboral, de inmigrantes, de trabajadores africano-americanos y del Sur”.
Y no sólo del Sur, ya que la súper-explotación y los bajos sueldos que imperan ahí sirven como imán para empresas sin sindicatos, las cuales causan peores condiciones para todos los trabajadores. Los avances del movimiento laboral del Sur serían avances para el movimiento laboral de todo el país” ó y un cambio en las fuerzas de clase de los EEUU afectaría a todo el país.
Contra todas las probabilidades. Desde Virginia y Tennessee hasta Texas se forma un bloque de estados que operan con las leyes “derecho a trabajar”. Dichas leyes les permiten a los trabajadores que se rehúsen a ser miembros del sindicato aunque la mayoría haya votado por el sindicato y aunque todos los empleados se beneficien de sus logros y su protección.
Este sistema constituye una barrera masiva contra la solidaridad en el lugar de trabajo. Y dada la maquinaria de propaganda antisindical y la intimidación que pueden ejercer los empleadores, es un enorme obstáculo para la organización de nuevos lugares.
En los estados con leyes derecho a trabajar, los empleados ganan el 19 por ciento menos, tienen promás altas de morir o lastimarse, y tienen más probabilidades de ser pobres y de mandar a sus hijos a escuelas más humildes. Ésta es la realidad que los trabajadores como los de Smithfield se han movilizado para cambiar.
Las tácticas de intimidación de la gerencia han vencido, hasta ahora, dos campañas organizativas en la planta de Tar Heel. Sin embargo, los empleados han colaborado con la UFCW para realizar paros laborales en protesta por los problemas de inseguridad, por la falta de acceso a agua potable de calidad, y por el despido de 50 latinos en 2006.
Como represalias y para intensificar el temor, Smithfield invitó a agentes de inmigración para que realizaran una redada en la planta, la cual sucedió en febrero del 2007, causando la deportación de 21 trabajadores. Como se había previsto, la redada mermó los ímpetus en pro de la sindicalización ó pero la UFCW perseverará, comenta el organizador Eduardo Peña.
En junio, el sindicato lanzó una campaña de apoyo comunitario. (Para más información, visita www. smithfieldjustice.com.) En agosto, más de mil personas protestaron durante una reunión de accionistas.
Otra importante lucha en Carolina del Norte es la de los mal pagados empleados municipales, mayorinegros, que trabajan para exigir el derecho a las negociaciones colectivas, las cuales son prohibidas por las leyes estatales. Los paros laborales y las marchas han forzado al consejo municipal a que acepte reunirse con los trabajadores de Raleigh y Chapel Hill.
En Florida, la Coalición de Trabajadores de Im(CIW) ha logrado aumentos salariales en la agroy en las cadenas como McDonaldís. Los miembros de la CIW, quienes son mayoritariatrabajadores agrícolas latinos, haitianos, y mayas, están luchando por sus metas por medio de paros laborales y construyendo coaliciones nacionales. Ellos marán en la casa matriz de Burger King en Miami el 30 de noviembre. (Para más información, visita www.ciw-online.org.)
En Houston, los limpiadores del proyecto Justice for Janitors del Sindicato Internacional de Empleados de Servicio, en su mayoría inmigrantes, hicieron uso de la desobediencia civil para duplicar sus salarios y obtener seguro médico.
La estrategia de divide y vencerás. El racismo, el sexismo y el chovinismo nacional son herramientas longevas por medio de las cuales los empleadores ó del norte, sur, este y oeste ó mantienen divididas a las fuerzas laborales. Dichas herramientas son diseñadas para que los trabajadores se identifiquen con los empleadores, con base en el color de la piel, la nacionalidad o el género, en lugar de identificarse con los otros trabajadores en base a sus intereses de clase.
Y dada la historia de la esclavitud, sus efectos han sido especialmente nocivos en el Sur de EEUU.
Nueva Orleáns y el huracán Katrina son un trágico ejemplo de cómo los empleadores de EEUU utilizan las tácticas divisivas para conquistar a los trabajadores.
Una de las primeras respuestas del Gobierno ante el huracán fue anular las leyes que garantizaban los sueldos en vigor y la acción afirmativa. Las corporaciones excluyeron a los residentes africano-americanos de la mayoría de los trabajos de reconstrucción, para los cuales llevaron mexicanos, centroamericanos y asiáticos.
Las compañías les pagaron poco a los recién venidos e inclusive les dejaron de pagar invitando a la Migra en los días de pago.
Esta injusticia doble para los negros y los inmigrantes tuvo también beneficios dobles para las grandes empresas. Consiguió una fuerza de trabajo vulnerable y barata a la vez que fomentaba el resentimiento entre los africano-americanos contra los inmigrantes.
En Smithfield, dichas tácticas son muy comunes. La gerencia les pidió a los empleados que votaran ya fuera por un día festivo en la Pascua o en el Día de Martin Luther King Jr., a sabiendas de que el voto dividiría a los latinos y los negros.
Cuando ganó la Pascua, los trabajadores africano-americanos siguieron organizándose en pro del día de MLK, lanzando una campaña educativa que explicaba la importancia de King como personalidad defensora del trabajo y logrando que 4,000 empleados firmaran una petición en pro de dicho día festivo. A causa del apoyo multirracial que habían conseguido, cuando 400 a 500 trabajadores desafiaron las amenazas de represalias de la gerencia y abandonaron su trabajo el día de MLK pasado, Smithfield dio marcha atrás y no se efectuó ningún despido.
La unión para revivir el movimiento. El clímax del movimiento laboral hasta la fecha ocurrió con la fundación en la década de 1930 del Congreso de Organizaciones Industriales (CIO), el cual se separó por un tiempo de la Federación Americana del Trabajo (AFL) y comenzó a organizar todos los trabajadores de una planta sin importar su raza o sexo. Su última campaña fue la Operación Dixie, un intento por expandirse al Sur. Sin embargo, dado que el CIO se rehusó a desafiar decididamente el racismo por temor a alejar a los trabajadores blancos del Sur, la campaña fracasó.
Dicho fracaso fue una de las razones por la cual el CIO y la AFL redujeron las campañas de sindicalización y se unieron a una estrategia general para defender la “paz laboral” con los patrones y para pedirles favores a los demócratas. Esta estrategia ha llevado al movimiento laboral organizado al borde de la extinción. Hoy día, la sindicalización a nivel nacional está en un 12 por ciento, con sueldos mucho más bajos en el Sur ó tan bajos como al 3 por ciento en Carolina del Sur.
Para poder renacer, el movimiento tendrá que volver a los principios básicos: luchar por los trabajadores de los estratos inferiores para hacer progresar a todos. Los trabajadores de sanidad de Memphis lograron lo anterior con su huelga de 1968, apoyada por el Dr. King, y ganaron asociando el movimiento laboral con la lucha por los derechos civiles. Hoy día, la nueva ola de organización del Sur, dirigida por los africano-americanos y los inmigrantes y incluyendo a trabajadores de todos los colores y procedencias, cuenta con el potencial para construir otra coalición similar.
Lo que los trabajadores del Sur necesitan urgentemente es el apoyo total tanto de las federaciones laborales nacionales de hoy, del AFL-CIO y de Change to Win. Sin embargo, esto sólo ocurrirá por medio de iniciativas de las bases: los miembros de las federaciones deben aprender acerca de las luchas del Sur y exigir que se involucren sus organismos laborales.
Los trabajadores sureños no sólo requieren del apoyo de toda la clase trabajadora, sino que se lo merecen. Ésta es la realidad no sólo por su valor, sino porque al pelear en defensa propia pelean por sus hermanas y hermanos de todas partes ó desde Boston Harbor a la Bahía de San Diego y más allá.