Luchando como uno solo

Plan de acción radical para vencer al racismo y a los ataques contra los trabajadores

A crowd of marchers with dark blue evening sky behind them. The woman in front holds a sign reading EL SISTEMA ESTÁ ROTO.
El 30 de mayo, la gente celebró un homenaje de solidaridad con los manifestantes de Minneapolis. FOTO: Diego Diaz / Street Roots
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Probablemente sea acertado afirmar que hoy día en los EE. UU. todos reconocen que estamos acosados por múltiples crisis, independientemente de lo que piensen sobre sus causas y soluciones. Para los negros y otras personas de color, estas son crisis ineludibles, directas y personales.

La mayoría de las personas de color son de clase trabajadora, como la gran mayoría de los residentes de Estados Unidos y, de hecho, la población mundial. Para sobrevivir, venden su capacidad de trabajar a otros. Pero cada golpe económico, social e incluso médico que se propina a los trabajadores afecta primero y de peor manera a las personas de color. Este es especialmente el caso de las mujeres, los inmigrantes y las personas de color LGBTQ+ y los indígenas.

Este es el caso de la violencia policial. Es el caso del coronavirus. Y es el caso de los despidos, los ataques a los derechos y las condiciones laborales y la represión sindical que será la respuesta de la clase dominante a la emergencia económica. Por estas razones, la única respuesta sensata y efectiva de la clase trabajadora es un movimiento radical unido y multirracial que dé prioridad a las preocupaciones y el liderazgo de base de los negros y otras personas especialmente oprimidas.

Brutalidad racista y explotación de clase. Los policías son los guardianes físicos del status quo de clase. El racismo es esencial para mantener dicho status quo porque, al igual que el sexismo, genera grandes ganancias y divide a los trabajadores.

El abuso policial contra los negros es un escándalo nacional que este año provocó protestas militantes en todo el país y en todo el mundo tras el asesinato de George Floyd. Para el 6 de septiembre de 2020, la policía había matado a 781 personas. El veintiocho por ciento de los que murieron eran negros, a pesar de que los negros son solo el 13 por ciento de la población. Solo han pasado 12 días en lo que va del año sin que la policía le quite la vida a alguien.

La fuerza policial moderna surgió de las patrullas de esclavos armados en el sur y de los rompehuelgas en el norte y continúa hoy al servicio de los que “tienen” contra los que no tienen: reprimiendo a las personas de color, rompiendo huelgas, aplicando gas lacrimógeno y lanzando bombas de humo a los manifestantes, protegiendo a los fascistas y pseudo-fascistas en las manifestaciones, realizando desalojos de hogares, etc.

Los levantamientos contra la violencia policial son un perfecto ejemplo de la forma en que la lucha para acabar con los males del racismo va de la mano con la resistencia al ataque contra todos los trabajadores. Otro ejemplo de cómo las demandas antirracistas se transforman en una confrontación con el sistema en su totalidad es el esfuerzo por derrotar el intento capitalista de salvarse a sí mismo a costa de los trabajadores y los pobres.

El alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, amenaza con eliminar 22,000 puestos de trabajo municipales. La mayoría de los trabajadores que sufren por despidos son los empleados esenciales de primera línea que mantuvieron la ciudad en funcionamiento durante lo peor de la devastadora pandemia. Y los afroamericanos, latinx y asiáticoamericanos constituyen más del 70 por ciento de los trabajadores esenciales de la ciudad, en áreas como transporte público, cuidado de niños, atención médica, sanitización y servicio postal.

A medida que azote el yugo de la austeridad, los trabajadores públicos de color se verán doblemente afectados por los recortes a empleos y por la pérdida de los servicios que brindan estos empleos, de los que también dependen millones de trabajadores. Pocos trabajadores van al trabajo en un Lexus o inscriben a sus hijos en costosas academias privadas; muchos usan transporte público, la mayoría envía a sus hijos a escuelas públicas y utilizan la recolección pública de basura, etc.

El papel crucial de los sindicatos. Los trabajos públicos en los que se concentran las personas de color, las mujeres y los inmigrantes están mucho más sindicalizados que los trabajos del sector privado, lo cual significa que despedir a miles o millones de empleados del gobierno es otra forma de debilitar el trabajo organizado.

¡Esto debería conferir a los líderes sindicales un fuerte incentivo para luchar! Pero los principales dirigentes sindicales tienen un pacto esencial de mucho tiempo con el Partido Demócrata para no ser demasiado radicales; por eso, depende de las bases tomar una posición y presionar a sus líderes para que hagan lo mismo. Algunos miembros sindicales de todo el país ya lo están haciendo.

Los equipos deportivos de la Asociación Nacional de Jugadores de Baloncesto realizaron una huelga salvaje para protestar por los asesinatos de policías después del asesinato de Jacob Blake, incitando así a otros atletas a hacer lo mismo. Los empleados de la biblioteca del condado de Multnomah, Oregón, se encuentran entre los grupos de trabajadores que se han manifestado contra los despidos. En Seattle, este año los empleados del transporte público se movilizaron por medio de una campaña de varias fases para obtener protección contra la exposición al Covid-19 y contra el racismo en el trabajo y los despidos y congelamientos salariales que se avecinan.

Aunque el movimiento obrero está muy reducido en número y militancia, sigue siendo el lugar donde los trabajadores tienen el potencial de ejercer la mayor influencia. Lo que se necesita para realizar este potencial es que las bases presionen por la democracia dentro de cada sindicato, a nivel local y nacional. Los propios miembros deben poder dirigir el rumbo del sindicato a través de reuniones y votaciones regulares, en línea de ser necesario, y a través de la formación de concilios.

Por qué luchar y cómo ganar. Para marcar una diferencia en la vida de los trabajadores de color y de todos los trabajadores, estas son acciones que el movimiento de la clase trabajadora podría realizar:

  • Exigir la reducción drástica de los presupuestos policiales y el desarme de los policías para proteger vidas, especialmente vidas negras, y liberar fondos para servicios sociales, programas de empleo, viviendas públicas de calidad y educación pública sólida, incluso de manera segura durante la pandemia.
  • Instar a la creación de grandes aumentos en los impuestos de los ricos y las corporaciones para satisfacer las necesidades de los trabajadores.
  • Presionar al Congreso para que cree un programa masivo de empleos públicos con salarios sindicales, con la máxima protección contra el Covid.
  • Hacer presión y organizarse para conseguir una semana laboral general más corta sin recortes de pago. Exigir el restablecimiento de la acción afirmativa, con cuotas.
  • Luchar contra todos los intentos de imponer austeridad y empeorar las condiciones de los trabajadores, a través de despidos, aceleración, destrucción de contratos, privatización de servicios públicos y empleos, etc.
  • Impulsar programas de nutrición y cuidado infantil gratuitos, de calidad y administrados públicamente, con protección total para los trabajadores, a fin de aliviar la carga sobre las mujeres y las familias y aumentar el empleo.
  • Apoyar los esfuerzos de sindicalización entre los trabajadores no organizados, especialmente los peor pagados.

¿Qué tipo de movimiento se requiere para lograr todo esto?

Uno en el que los sindicatos y los grupos comunitarios trabajen juntos en cuestiones como el cobro de impuestos a los ricos.

Uno donde las luchas de los trabajadores empleados y desempleados se unan a través de demandas vinculadas y comités y acciones conjuntas.

Uno que conozca la importancia de la acción masiva disciplinada.

Y uno que forme escuadrones de autodefensa comunitaria y laboral para prevenir la violencia policial y de derecha contra manifestantes y huelguistas.

Los trabajadores, especialmente aquellos que más sufren de abuso y marginación, saben que el presente es un momento sin retorno, desde el racismo y la crisis económica hasta el cambio climático. Estamos librando una lucha por nuestras vidas, y solo podremos ganarla juntos, con un contraataque democrático, radical y multirracial contra el letal sistema de lucro que es la fuente de nuestra mutua opresión y explotación.

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