Conseguir la liberación de la líder de la policía comunitaria, Nestora Salgado, presa durante dos años y medio en México bajo falsas acusaciones de secuestro, fue una emocionante victoria para la solidaridad de la clase obrera internacional, especialmente en una época de profunda reacción.
La campaña “Liberar a Nestora” fue un completo repudio al lema racista de Trump, “America Primero” e implicó a cientos de individuos y grupos en ambos lados de la frontera de los Estados Unidos y México y en otros países, quienes prestaron su tiempo, talento, apoyo financiero y corazón a la lucha. Expertos en derecho internacional, la familia de Salgado en México y Estados Unidos, partidos socialistas, sindicatos, activistas estadounidenses de derechos de los inmigrantes, profesores mexicanos, feministas, un congresista estadounidense y la Federación Estadounidense de Trabajadores de Estados, Condados y Municipios contribuyeron a la victoria – entre cientos más.
Merece especial mención el Comité para el Reagrupamiento Internacional Revolucionario (CRIR) y sus afiliados – Partido Obrero Socialista de México, Núcleo por un Partido Revolucionario Internacionalista de la República Dominicana, Partido Revolucionario de los Trabajadores de Costa Rica y el Partido de Libertad Socialista de Estados Unidos- por lanzar el movimiento de solidaridad internacional.
Sin embargo, de las muchas personas que contribuyeron, nadie ayudó más que José Luis Ávila, el esposo de Salgado, quien lanzó el esfuerzo para liberarla realizando huelgas de hambre poco después de su arresto en edificios federales estadounidenses, acompañado de sus hijas.
Tristemente el movimiento que consiguió la libertad de Salgado se encuentra fracturado hoy. La culpa es del gobierno mexicano que inmediatamente comenzó a provocar conflictos dentro de la policía comunitaria de Guerrero. Al mismo tiempo, le echó la mano a Salgado utilizando la ayuda de su cliente, las organizaciones indígenas.
La Comandanta cambia de bando. Salgado fue arrestada y encarcelada en agosto de 2013 por defender tenazmente a su comunidad indígena contra oficiales de gobierno deshonestos y contra traficantes de drogas. Veintiocho meses después fue liberada después de dos huelgas de hambre y protestas persistentes en Estados Unidos y México.
Antes de su arresto, Salgado, ciudadana estadounidense naturalizada, regresaba con frecuencia a su ciudad natal, Olinalá, Guerrero, para ayudar a su pueblo. Eventualmente fue elegida líder de la fuerza armada de autodefensa de Olinalá, un derecho garantizado por la ley estatal y federal para los pueblos indígenas de México.
La policía comunitaria de Olinalá rápidamente se afilió a un grupo regional conocido por su sigla CRAC-PC (Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias – Policía Comunitaria), una organización con 21 años de historia de defensa de las comunidades indígenas en Guerrero, uno de los estados más pobres de México.
CRAC-PC es una red de unidades indígenas autónomas de autodefensa organizadas como Casas de Justicia. Como Comandanta, Salgado estuvo afiliada a Casa El Paraíso, un grupo que declaró ser totalmente independiente del gobierno. En cambio, la Casa San Luis Acatlán fue y sigue siendo la unidad más estrechamente vinculada al gobierno mexicano. De hecho, cuando el gobernador de Guerrero decidió que tenía que encerrar a Salgado para evitar que se delatara la corrupción, logró que la Casa San Luis Acatlán la denunciara, preparando así el escenario para su arresto por parte de la policía federal.
Sin embargo, desde su liberación, Salgado se ha afiliado a este grupo, al parecer pensando que la mejor manera de defender a las comunidades indígenas es vincularse con quienes están cerca del poder y el dinero oficiales.
Actualmente está de gira por los Estados Unidos y Europa con Felícitas Martínez, asesora de Casa San Luis Acatlán, la cual se autodenomina como la única entidad legítima de policía comunitaria y amenaza a la policía comunitaria independiente, como la unidad de Olinalá, con la expulsión si no firman acuerdos para cumplir con sus órdenes.
Insinuaciones contra el Comité Liberen a Nestora de Seattle. El cambio de Salgado ha estado acompañado de ataques contra el Comité Liberen a Nestora de Seattle. En octubre, Da Nie Luna, activista de los medios sociales mexicanos, lanzó una campaña en Facebook contra el Comité Liberen a Nestora acusándolo de quedarse con los fondos recaudados para la defensa de Salgado. Ella acusó tanto al comité como al Partido de Libertad Socialista (FSP) de fraude y siguió difundiendo acusaciones incluso después de que los cofundadores del comité de Seattle, Su Docekal y José Ávila, esposo de Salgado, emitieran una declaración en respuesta a las ultrajantes acusaciones de Luna. (Para ver un informe de la comisión de finanzas y leer la declaración ve a www.freenestora.org).
En la etapa estadounidense de su gira con Martínez, Salgado denunció al Partido Obrero Socialista (POS), la organización que lanzó la campaña en México para liberarla. Karla Alegría, organizadora de FSP de Los Ángeles, quien asistió a un evento en el que habló Salgado, informa que “fue muy inquietante oír a Nestora acusar falsamente al POS de manipular a 16 miembros de la propia familia de Nestora en Olinalá, los cuales emitieron una declaración pública distanciándose de ella debido a su colaboración Con Casa San Luis “.
Campaña de prisioneros políticos sigue avanzando. A pesar de los esfuerzos divisorios del gobierno mexicano y de la Casa San Luis Acatlán, el movimiento continúa luchando por la libertad de los tres policías comunitarios restantes, Gonzalo Molina, Arturo Campos y Samuel Ramírez, todos encarcelados tras protestar por el arresto de Salgado. La solidaridad entre familias de prisioneros políticos y de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, junto con maestros militantes, han sacudido a la clase dominante mexicana.
Según Su Docekal, cofundadora del Comité Liberen a Nestora de Seattle, aunque la misma Salgado se haya distanciado de sus audaces acciones en defensa de los derechos indígenas, el modelo usado para conseguir su libertad es una victoria importante en sí misma.
“La campaña para liberar a Salgado dio origen a un amplio frente internacional unido contra la represión estatal”, afirma Docekal, “pues reunió a socialistas, anarquistas, feministas, sindicatos, además de activistas inmigrantes, afroamericanos y estudiantes. Es un modelo para unificar a fuerzas diversas, para conseguir victorias y para defender a los luchadores contra la injusticia de hoy y del futuro “.
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