Hawa, una inmigrante somalí que vive en Seattle, utiliza regularmente Barakat Wire Transfer para enviar dinero a su desamparado padre de 90 años.
Sin embargo, cuando nos presentamos ahí el 7 de noviembre, le impidió el paso la cinta amarilla de la policía y de los agentes de Aduanas de EE.UU. El FBI y el Departamento del Tesoro estaban realizando una redada a nivel nacional de negocios que presuntamente apoyaban a Osama bin Laden. Pero, Hawa le informó al periodista, su apoyo a la supervivencia de su familia “no tiene nada que ver con el terrorismo.”
Y tiene razón. Hawa es una de las miles de personas que han sido perjudicadas por la campaña de Bush para exterminar las libertades civiles e imponer poderes policíacos sin precedente a los residentes de EE.UU. Esta repugnante caza de brujas no tiene la función de acabar con el terrorismo de la misma forma que no la tiene la destrucción militar en Afganistán.
Al contrario, creando un enemigo en casa, sus propósitos son dividir a la clase trabajadora, incitar el sentimiento en pro de la guerra y proporcionar una justificación para aniquilar la disidencia política.
Dicha aniquilación también le proporciona al Gobierno nuevas herramientas para terminar con las protestas laborales que surgen necesariamente cuando los políticos y las corporaciones pugnan para que los pobres y los trabajadores paguen los altos costos de la recesión que empeora.
Gobierno “hace desaparecer” inmigrantes árabes y musulmanes. Los primeros en caer presa de la caza de brujas fue la multitud de personas del Oriente Medio y Asia Central que fueron aprehendidas inmediatamente después del 11 de septiembre.
Al momento de escribir éste, han sido detenidas más de 1,100 personas y la mayoría de ellos todavía están detenidos. Ni uno de ellos ha sido acusado de tramar los ataques de septiembre ni de ningún otro acto terrorista.
El Gobierno se ha rehusado a dar los nombres de la mayor parte de los “desaparecidos,” a decir dónde se encuentran y a nombrar los cargos, si es que existen, que se les imputan. Muchos no tienen acceso a abogados ni a familiares. Por lo menos un hombre se enfermó mientras estaba en custodia, no recibió atención médica y murió.
El clima de hostilidad creado por abusos tales como estas detenciones afecta no sólo a los inmigrantes sino a toda la gente de color. ¿Qué persona violenta llevada por la furia chovinista se va a parar a pensar si su objetivo de piel morena nació en Marruecos, México o Michigan?
La construcción de un estado policíaco. La cruzada del Gobierno contra los inmigrantes es, entre otras cosas, una manera de sondear las aguas antes de actuar más ampliamente contra izquierdistas y activistas laborales, que luchan contra la guerra, la OMC y otros movimientos. La Ley Patriótica de 350 páginas, aprobada de forma abrumadora por congresistas demócratas y republicanos, otorga varias agencias del Gobierno y de la policía la discreción para actuar virtualmente contra quien escojan.
Dicha ley crea un nuevo crimen relacionado con el “terrorismo doméstico,” definido tan vagamente que criminaliza la actividad política y la expresión, las cuales estaban protegidas antes por la Declaración de los Derechos; como enviar suministros médicos a un destinatario que el Departamento de Justicia tilde de terrorista.
El Fiscal General Ashcroft ha expandido el número de grupos considerados terroristas de 46 a 74. La mayoría es del Medio Oriente, pero nada en dicha legislación impide que su Departamento de Justicia amplíe la lista negra para incluir grupos políticos, sin fines de lucro, ambientales, de ayuda legal e iglesias de los EE.UU.
La ley permite además que el Gobierno imponga duras penas por desobediencia civil y por protestas militantes de masas. Las huelgas sindicales y manifestaciones contra el “libre comercio” son objetivos obvios.
La ley legaliza una amplia intervención de teléfonos, las pesquisas de hogares y oficinas, el espionaje del correo electrónico, archivos de computadoras y sitios de la Red; todo ello sin órdenes judiciales y sin siquiera avisar a las víctimas. La ley permite a la policía obtener información personal acerca de la gente en las escuelas, los bancos y reportes de crédito de consumidores. La CIA, que anteriormente se limitaba a recaudar inteligencia en el extranjero, ahora puede espiar legalmente a individuos en el país.
El Fiscal General también ha ordenado la interrogación de 5,000 hombres del Medio Oriente en los EE.UU.; debido a que no tiene suficiente personal, está pidiendo a los departamentos locales de policía que le ayuden a hacer el trabajo sucio.
Además ha anunciado un plan para relajar las leyes que restringen la vigilancia del FBI de organizaciones religiosas y políticas. De hecho, el derecho constitucional a la privacidad se está aboliendo.
Poder por decreto ejecutivo. George W. Bush asumió su cargo a expensas de uno de los derechos democráticos más fundamentales, el derecho a votar.
Ahora, por medio de órdenes ejecutivas está ignorando al Congreso para asignarse a sí mismo poderes que ningún presidente anterior ha ostentado.
Una infame orden permite que ciertas personas no ciudadanas — incluyendo a cualquiera que, según Bush, tenga intenciones de perjudicar “a los Estados Unidos, sus ciudadanos, la seguridad nacional, la política exterior o la economía” — sean juzgadas por tribunales militares. En dichos juicios, la persona arrestada puede permanecer en la cárcel sin derecho a fianza, se le puede denegar la opción de un abogado defensor, puede ser juzgado y sentenciado por rumores sin ningún derecho a apelar a un tribunal civil y puede ser ejecutado — todo esto en secreto.
Aumenta la resistencia — ¡y se necesita mucho más! Todas las medidas descritas anteriormente son sólo una parte del paquete antidemocrático bipartidista. ¿Es exagerado denominar fascista este ataque? Probablemente, pero sólo porque el fascismo real requiere de una base de apoyo masiva y popular. Por fortuna, todavía falta mucho para eso. Por el contrario, la protesta se está intensificando cada día.
El ACLU ha presentado una demanda contra Ashcroft por ocultar información básica acerca de los detenidos. A nivel internacional, España se ha rehusado a extraditar a sospechosos de terrorismo a menos que sean juzgados en tribunales civiles y abogados en toda la Europa Occidental están protestando contra la adopción por parte de la Comisión Europea de leyes “antiterroristas” similares a las de los EE.UU.
Partes de la opresión están enfrentándose a la oposición hasta del FBI y de la policía. Los departamentos de policía de Portland, Oregón y otras ciudades de Oregón y California, por ejemplo, se han rehusado a participar en las interrogaciones de Ashcroft a visitantes extranjeros.
Y los blancos de dicho asalto rápido contra la constitución también se están haciendo evidentes. Catorce de los inmigrantes detenidos después de los bombardeos de los aviones se han puesto en huelga de hambre.
En Seattle, valientes inmigrantes se unieron rápidamente a las líneas de piquetes organizadas por las Mujeres Radicales y el Partido de Libertad Socialista la mañana de la redada del servicio de giros de dinero y de otros negocios del mismo edificio. “Protestaré todos los días,” declaró un taxista llamado Mohamud. “De otra forma, mi familia de África se morirá.”
Como respuesta a las redadas, la comunidad somalí de Seattle organizó una marcha militante a las oficinas centrales del INS y como una conmovedora muestra de solidaridad, los estudiantes del Seattle Central Community College marcharon el mismo día contra la OMC y se les unieron ahí. Muchos de los estudiantes también participan activamente en la organización antiguerra en dicho colegio.
Desde el principio de esta pesadilla, las coaliciones de paz han hecho una prioridad de la defensa de las libertades civiles y de la lucha contra el racismo al igual que de acabar con la guerra en el extranjero. Esto es crucial, al igual que el apoyo del movimiento laboral, en el cual hoy día los inmigrantes tienen una función tan importante.
Los riesgos no podrían ser más graves, no sólo para aquéllos que vivimos en los EE.UU. sino también para la gente sitiada de todos sitios. Si se nos priva completamente de nuestros derechos aquí, si los que vivimos en EE.UU. no somos capaces de protestar contra las políticas de “nuestro” gobierno, entonces ¿qué posibilidades tienen los demás?
Pero si levantamos nuestra voces, si permanecemos unidos y si nos rehusamos a que nos eliminen uno por uno, podemos parar a Bush y a sus tropas de exterminio. ¡Actuemos ahora!