La inaudita invasión del Capitolio de los Estados Unidos el 6 de enero por parte de la extrema derecha concentró a miles de insurgentes armados que intentaban intimidar a los legisladores que certificaban los votos presidenciales del Colegio Electoral. Fueron incitados directamente por Donald Trump, quien los instó a acudir al edificio del Congreso y “luchar mucho más duro” para mantenerlo en el poder después de su obvia derrota ante Joe Biden.
Los miembros de esa multitud, algunos de ellos con banderas confederadas, eran abrumadoramente blancos y principalmente varones. Los miembros de seguridad brillaban prácticamente por su ausencia mientras los manifestantes rompían ventanas para entrar y blandían armas prohibidas. El comportamiento pasivo de una fuerza policial inicialmente pequeña contrastaba enormemente con la violencia descontrolada de la policía contra los inermes manifestantes radicales y de Black Lives Matter a principios de año.
Este desastre también reveló la falsa democracia de un país cuya clase dominante se erige como el árbitro máximo de la “libertad” en todo el mundo. Uno de los principales impulsores de esta farsa es el Colegio Electoral, que tiene el poder de anular el voto popular, lo cual ha hecho cuatro veces, incluyendo la elección de Donald Trump.
Trump fue el catalizador de la rebelión reaccionaria del 6 de enero, pero su causa fundamental son los problemas económicos y sociales profundos y no resueltos del capitalismo: las desigualdades, la inestabilidad y la incapacidad del sistema para satisfacer las necesidades básicas de la gente. Mientras sufre la gente común de todos los colores, algunos que disfrutan del privilegio relativo que confiere el ser blanco, hombre y el haber nacido en los Estados Unidos han respondido culpando brutalmente a chivos expiatorios y con xenofobia. Entre estos se encuentran los simpatizantes de Trump que acudieron al Capitolio.
La batalla contra el engendro trumpista (y fascistas y pseudo fascistas afiliados) está lejos de terminar y no la ganarán Biden ni los líderes de ninguno de los partidos de la clase dominante, que se han estado moviendo hacia la derecha y le han hecho la guerra durante décadas a los trabajadores del país y del extranjero.
El Partido de Libertad Socialista y las Mujeres Radicales cuentan con un largo historial de oposición exitosa a los supremacistas blancos y la ultraderecha. La historia nos enseña que la única forma de que las personas explotadas y oprimidas pueden acabar con los bullies es actuando conjuntamente para defender militantemente a todos los atacados, o sea, luchar como uno solo. Para asegurar nuestra victoria contra los reaccionarios, buscamos reemplazar la horrible violencia y pobreza del mundo capitalista con una sociedad dirigida colectivamente donde la salud, la educación y la paz no se sacrifiquen por causa de los exaltados barones del lucro.
¡Lucha contra la derecha y oponte a su fanatismo de múltiples causas! ¡Deshazte del Colegio Electoral! ¡Defiende los derechos democráticos!
Para involucrarte con Mujeres Radicales o el Partido de Libertad Socialista, llama o envía un correo electrónico a una de las oficinas nacionales o locales; consulta radicalwomen.org o socialism.com.
