El feminismo y el abuso sexual en el Partido Socialista de los Trabajadores de Gran Bretaña

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A finales del 2012, dos miembros del Partido Socialista Británico de Trabajadores acusó a un líder nacional de violación y violencia sexual. La manera en que los líderes del partido lidiaron con estos alegatos ha sacudido a la organización hasta sus cimientos y ha provocado una discusión pública sobre la postura del SWP acerca del feminismo y el centralismo democrático y acerca de si los casos de violación dentro de un partido revolucionario son competencia de la policía. (Desde entonces, han surgido historias similares de abuso y del manejo inapropiado de las acusaciones.)

Estas son cuestiones extremadamente importantes que el Partido de Libertad Socialista (FSP), en su calidad de partido socialista feminista, cree que son críticas para el movimiento revolucionario en su totalidad. Sin un programa y procedimiento precisos para lidiar con el sexismo y la opresión de las mujeres – dentro de nuestras organizaciones y en el mundo en general – no hay ningún tipo de esperanza de llevar a cabo las revoluciones socialistas.

A continuación expresamos nuestras opiniones y recomendaciones con base en los hechos de esta crisis según nuestra comprensión de los mismos.

Repaso de los acontecimientos

El SWP celebró un congreso nacional en enero de 2013, en el cual siete miembros del Comité de Disputas (DC) responsable de estudiar los problemas internos ofrecieron un informe de su investigación sobre las acusaciones de la primera mujer, la cual había seguido el procedimiento de disputa en su totalidad.

Cinco de los integrantes de este comité eran o habían sido miembros del Comité Central (CC) del SWP. El hombre contra el cual la mujer presentó sus acusaciones, afirmando que la había atacado varias veces durante un periodo de seis meses entre 2008 y 2009, era miembro del CC en ese entonces. Aquéllos que apoyaban a la mujer, algunos de los cuales dieron su testimonio durante la pesquisa, arguyen que el comité imitó el tratamiento que las mujeres reciben en los tribunales burgueses discutiendo su historial de relaciones sexuales. La segunda mujer que presentó su denuncia contra el mismo líder del partido declaró que le hicieron una pregunta que insinuaba que ella bebía demasiado.

Después de cuatro días de investigación de las acusaciones de la primera mujer, la mayoría del Comité de Disputas – seis o siete miembros – decidió que sus alegatos “no se podían comprobar”.

En el congreso, después de escuchar a aquéllos que apoyaban y a aquéllos que no apoyaban las decisiones del DC – pero no a la mujer involucrada a quien se le prohibió estar presente – los miembros del partido votaron a favor de corroborar los resultados de la comisión por un estrecho margen de 231 a 209. Inmediatamente algunos delegados se retiraron como protesta.

Antes del congreso, se expulsó por lo menos a cuatro miembros del SWP por apoyar a las mujeres en cuestión y discutir de qué manera se debería abordar ese asunto en una futura reunión. Aparentemente, antes y después de la reunión, líderes del partido acusaron a aquéllos que criticaron su manejo de los alegatos de “coordinación entre sucursales” y “faccionalización secreta”.

Dentro del partido, los simpatizantes del DC expresaron la opinión de que el feminismo, el “autonomismo” y las políticas de identidad estaban corrompiendo a la organización y destruyendo el centralismo democrático. Como respuesta, la oposición acusó a los líderes del partido de encubrimiento. Otros arguyeron que existía una cultura de impunidad dentro de la organización cuando se trataba de evaluar las transgresiones de los líderes varones y que la palabra “feminista” se usaba como insulto en el debate político.

Después del congreso, los líderes del SWP intentaron parar cualquier discusión posterior del asunto del abuso sexual. A los empleados del partido se les ordenó que nunca más mencionaran el caso y, si no estaban de acuerdo, se les indicó que debían renunciar a su empleo.

Amparándose en el estrecho margen de 22 votos a favor de la decisión del Comité de Disputas, los líderes del SWP trataron de ignorar el hecho de que ocho sucursales locales hicieron un llamado por un congreso de emergencia para tratar el asunto, que ocho sucursales más aprobaron mociones críticas de la forma en que el DC lidió con la situación, y que 13 Sociedades de Trabajadores-Estudiantes Socialistas emitieron declaraciones condenando la función burocrática de los líderes en el caso de violación. Sin embargo, la presión siguió aumentando y los líderes del SWP organizaron un congreso el 10 de mayo, en el cual sus simpatizantes invalidaron un voto de no confianza en su liderazgo mediante un voto de 483 a 133. Docenas más renunciaron al partido, incluyendo el grupo estudiantil de la Universidad de Sussex, declarando que “no pueden hacer cuadrar esos acontecimientos con los principios fundamentales de la liberación de la mujer (feminismo)”.

Fracaso del programa y de los líderes

Más que nada, la conmoción en el SWP británico debido a esos alegatos es el resultado de la incapacidad de aquéllos que llevan el timón de una organización socialista revolucionaria para entender la importancia del surgimiento global del feminismo: la lucha por los derechos sociales, políticos, económicos y culturales integrales de la mujer en todos los ámbitos de la vida. Habiendo etiquetado al feminismo de burgués y separatista (en lugar de la liberación de las mujeres), el SWP ignoró por completo la práctica de la conducta feminista interna de la organización y de los líderes.

Cuando un partido político es incapaz de involucrarse y no abrazar una lucha democrática central, tal como el surgimiento de las mujeres a escala mundial, las consecuencias son desastrosas, tal y como lo muestra lo ocurrido en el SWP. Es aún más notorio cuando el partido es trotskista ya que uno de los principios fundamentales del trotskismo es tratar de entender la relación entre las tareas democráticas inconclusas de nuestro tiempo y la revolución socialista.

Sin embargo, cuando se trata de feminismo, los altos líderes del SWP aparentemente se han dormido en sus laureles y no parecen entender que las luchas feministas de las mujeres y los hombres han hecho temblar los eternos supuestos de la dominación masculina tanto en la vida privada como en la pública. Todo lo que hemos observado parece indicar que dicho fracaso va de la mano del surgimiento de una estructura organizacional regida por un método burocrático que servía para perpetuar la cultura interna de dominio masculino. Esto aisló al partido de los cambios que estaban ocurriendo en el mundo – en este caso, el surgimiento de las mujeres a través de tres oleadas sucesivas del movimiento feminista con base en la irrupción de las mismas en la fuerza laboral a nivel mundial.

Para decirlo de otro modo, el fracaso de una organización como el SWP para valorar la importancia del feminismo programáticamente crea un terreno fértil para el tipo de cultura sexista en un partido de izquierda que se perpetúa y se defiende justo como lo hace cualquier institución patriarcal y burocrática del capitalismo.

Lo que le ha ocurrido al SWP durante los últimos meses demuestra contundentemente que un partido revolucionario crece o se desploma al grado en que se ocupa de los asuntos políticos claves de su época. En este caso, el asunto es el derecho de todas las mujeres a estar libres de violencia y acoso sexual. La inhabilidad del SWP para lidiar con este asunto compasiva y democráticamente con una comprensión de las características corruptoras del privilegio masculino es un fracaso del liderazgo que conlleva profundas implicaciones.

La cuestión de la policía

No es de sorprender, a la luz del escándalo de la Iglesia católica por el encubrimiento del abuso sexual de niños por parte de sacerdotes, y de otros intentos de encubrimiento similares de otras organizaciones, que algunos miembros del SWP hayan adoptado la postura de que no era apropiado que el partido se encargara de las acusaciones de violación y que deberían haber mandado a las mujeres directamente a la policía. Nosotros no estamos de acuerdo.

No sabemos si las mujeres querían acudir a la policía pero lo que sí sabemos es que presentaron sus acusaciones ante su partido. Es posible que hayan optado por no acudir a la policía por razones relacionadas con la actitud de la misma hacia víctimas de violación, y/o la idea de que el partido era un mejor foro en el cual presentar sus acusaciones, sobre todo dada la larga historia de represión y sabotaje policial de organizaciones y movimientos que desafían al status quo.

Los radicales sabemos que la intervención de agentes del estado capitalista en los asuntos de una organización revolucionaria nunca es productiva. El hecho de que miembros y antiguos miembros del SWP sugirieran que se acudiera a la policía demuestra el grado al cual los líderes de este partido se han olvidado de lidiar con esta crisis de forma que se protegiera el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia sexual, en primer lugar y, en segundo lugar, de que se les escuchara cuando pensaran que había ocurrido alguna transgresión.

Democracia y centralismo democrático

Alex Callinicos, Secretario Internacional del SWP, defendió la postura de que el voto del congreso de enero suponía el final de la discusión y exigió que la considerable minoría se atuviera al centralismo democrático o que sufrirían las consecuencias. En circunstancias normales, el FSP opera por medio del centralismo democrático, por ejemplo, la democracia para alcanzar una postura y, una vez que se ha votado, la unidad de acción siguiendo la decisión de la mayoría, seguido de una evaluación democrática posterior a la acción. Sin embargo, las circunstancias de todo este caso en el SWP nos parece muy anormal: un miembro del Comité Central es acusado de violación; un comité de sus colíderes y amigos realiza la investigación; en un congreso del partido se vota acerca de los resultados de la pesquisa y la mayoría y la minoría están separados por un pequeño margen; lo que sigue es una serie de renuncias y expulsiones de destacados miembros y un alboroto general.

¿No parece éste un buen momento para dar un paso atrás y revisar el proceso y las políticas que llevaron a la organización a esa situación en lugar de atacar a la oposición?

Debido a la seriedad de la escisión y al hecho de que definitivamente las mujeres son cruciales para mantener la cohesión del SWP (las mujeres desempeñan esta función en todos los movimientos), parece que sería cuestión de respeto y de sentido común el reconsiderar la insistencia en la aplicación rígida del centralismo democrático en este momento en particular. Ésa es una de las razones por las cuales los líderes deberían ceder pero hay otra más importante: la demanda de poner fin a la opresión de las mujeres es vital para forjar el liderazgo y las relaciones necesarias para efectuar las revoluciones socialistas del siglo XXI. El voto de una estrecha mayoría en el caso de un problema estrechamente ligado a la realización de revoluciones sociales no se debería imponer arbitrariamente para mermar la discusión e impedir la resolución del asunto.

A favor de una Comisión de Mujeres para tratar los casos de transgresiones sexuales

En un sentido concreto, hay cosas que se pueden aprender de los fracasos de los altos mandos del SWP. Todas las organizaciones que se oponen al sistema, pero especialmente los partidos revolucionarios, están sujetos a la disrupción por parte de los funcionarios del estado y de los provocadores. Hipotéticamente, se pueden presentar todo tipo de acusaciones falsas, incluyendo los alegatos de violación y abuso sexual, para mermar una organización que se está esforzando por alcanzar algo tan fundamental como el cambio de las relaciones de clase y de instalar a la clase trabajadora en el poder. En este caso, surge la pregunta de la mejor manera de lidiar con los alegatos de transgresiones sexuales dentro de una organización sin importar su origen.

El primer factor es tomar en serio tales acusaciones; el segundo es no llegar a la conclusión de que los líderes del partido son el mejor agente para realizar una pesquisa, sobre todo si el acusado es uno de esos líderes.

Los líderes, aunque hayan sido elegidos democráticamente y aunque sean responsables ante los miembros, no son el receptáculo de la democracia en un partido revolucionario. Son los miembros los que representan la democracia del partido y realizan dicha función eligiendo a los líderes y expresando sus puntos de vista abiertamente y sin intimidación ni censura.

Debido a lo anterior, pensamos que los alegatos de transgresiones sexuales en una organización revolucionaria deben ser considerados por una comisión elegida compuesta de mujeres, en su mayoría de bases, cuya tarea sería dirigir la pesquisa y recomendar un curso de acción para resolver el problema. Se debe informar a todos los miembros del partido del derecho de los miembros de presentar sus querellas de transgresiones sexuales ante dicha comisión. El mero hecho de saber de la existencia de dicho derecho, demostrando el compromiso del partido de defender los derechos de las mujeres dentro del mismo y de luchar en pro de dichos derechos en la sociedad en general, debería tener un impacto benéfico en las relaciones de género internas del partido.

Comité Nacional
Partido de Libertad Socialista, US

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